25 de agosto de 2025
¿Piel reseca en tu bebé? Te contamos por qué ocurre y cómo hidratarla a diario para prevenir rojeces y descamaciones.
Nos dicen que la piel de los bebés es perfecta: suave, tersa, sin una sola imperfección. Pero quienes cuidan de un recién nacido saben que no siempre es así. La realidad es que muchos bebés presentan zonas resecas, rojeces o descamaciones desde los primeros días.
Y, es que, la piel seca en bebés es algo completamente normal y no debe alarmarte. Es solo una señal de que su piel se está adaptando al mundo exterior, desarrollando poco a poco su propia barrera protectora. Con los cuidados adecuados, esta etapa pasa sin mayores complicaciones e incluso puedes aprovechar estos consejos que te damos para ti.
¿Por qué la piel del bebé se reseca con tanta facilidad?
Hay una explicación muy sencilla: su piel aún está madurando. Durante los primeros meses (y a veces durante los primeros años), la barrera natural que protege la piel todavía no es tan eficaz como en adultos. Eso significa que pierde agua con facilidad y que le cuesta un poco más defenderse de agresiones externas como el frío, el calor, el roce o incluso el jabón.
Además, factores como el clima seco, la calefacción en casa o los baños muy prolongados pueden hacer que esa sequedad sea más evidente. Algunas familias también notan que tras el baño, el bebé queda con la piel tirante, seca o con pequeñas zonas blancas, como si se pelara. No tiene por qué ser algo preocupante, pero sí es una señal de que necesita hidratación más constante.
Y a esto se suma algo que muchas veces pasa desapercibido: hay bebés que tienen una predisposición natural a tener la piel más seca, aunque todo lo demás esté bien. Por eso, incluso en hogares con mucho cuidado, este tipo de piel necesita un mimo extra.
Cómo elegir un buen protector sin complicarse la vida
Cuando vienes a la farmacia buscando una crema para la piel seca de tu bebé, lo más habitual es encontrar decenas de opciones. No siempre es fácil saber cuál va bien, por eso, aquí van algunas pistas para orientarte.
Primero, busca productos pensados específicamente para bebés o pieles muy sensibles. En el envase suelen poner cosas como “testado dermatológicamente”, “apto desde el nacimiento” o “sin perfume”. Esas son las que dan tranquilidad.
Después, echa un vistazo a los ingredientes. Productos con glicerina, pantenol, ceramidas o manteca de karité suelen funcionar bastante bien. Ayudan a retener la hidratación, calman y refuerzan la barrera cutánea.
Por otro lado, lo que sí conviene evitar son las fórmulas con alcoholes agresivos, perfumes intensos o colorantes. No es que sean peligrosos como tal, pero la piel del bebé no los necesita y puede reaccionar con rojeces o irritación.
Y algo más: no hace falta que la crema sea muy densa o “untosa” para que funcione. Muchas veces, lo importante es que se absorba bien y se pueda usar todos los días sin esfuerzo.
Cómo aplicar el protector (y cuándo conviene hacerlo)
La hidratación funciona mejor si se convierte en parte de la rutina. No hace falta esperar a que la piel esté completamente seca o agrietada para usar un protector. Si el bebé tiende a tener la piel seca, lo mejor es aplicarlo a diario.
El mejor momento suele ser justo después del baño, cuando la piel está limpia y ligeramente húmeda. Te recomendamos la cesta de productos para bebés. Aplica una pequeña cantidad en las zonas que lo necesiten y extiéndela suavemente, sin frotar. No hace falta masajear durante minutos: con unos segundos basta para que la piel lo absorba.
En los días más fríos o si notas zonas más ásperas (como los pliegues de los brazos o las piernas), puedes repetir la aplicación por la tarde o antes de dormir. Escucha a la piel de tu peque: si notas que vuelve a estar seca al tacto, es buen momento para rehidratar.
El rostro y la boca: dos zonas delicadas
La piel seca facial es bastante común, y muchas veces va acompañada de pequeñas rojeces, sobre todo en las mejillas, que empeoran con el frío o el viento. En estos casos, lo recomendable es utilizar un producto específico para esa zona, ya que la piel del rostro es aún más fina y sensible.
Una zona especialmente vulnerable es la que rodea la boca. Entre el babeo constante, el uso del chupete y el roce con la ropa o las manos, es normal que esa parte esté más irritada o incluso agrietada.
Para evitarlo, existen cremas con efecto barrera que forman una película protectora, pero que permiten que la piel respire. No son grasas, no manchan y se pueden aplicar varias veces al día, incluso si el bebé sigue usando el chupete o tiene mucha salivación.
Importante: si la piel alrededor de la boca empieza a verse roja de forma continua, o aparecen pequeñas heridas, es recomendable comentarlo con el pediatra o el farmacéutico para valorar si hay algo más (como una irritación por saliva o incluso un inicio de dermatitis).
Y en cuanto a productos, ¿qué funciona?
En Farmacia Rodulfo solemos recomendar productos formulados específicamente para bebés con piel seca no grasa, testados dermatológicamente y adaptados incluso a recién nacidos. Muchas marcas ofrecen líneas completas con diferentes texturas (bálsamo, leche corporal, crema facial…), para que puedas elegir según las necesidades de tu peque.
Aunque aquí no mencionamos marcas concretas, sí podemos orientarte sobre qué tipo de formato puede ir mejor en cada caso. Por ejemplo, los bálsamos suelen ser ideales para pieles muy secas o en climas fríos, mientras que las leches hidratantes son perfectas para el día a día en ambientes más cálidos o húmedos. También hay fórmulas sin perfume especialmente indicadas si el bebé ha tenido alguna reacción previa o si su piel es especialmente reactiva.
¿No sabes cuál elegir? Puedes empezar por un formato pequeño y probar unos días. Si ves que la piel mejora, puedes continuar con ese. Y si tienes dudas entre dos, lo mejor es que nos preguntes.
Pequeños gestos diarios que ayudan mucho
Muchas veces, cuidar la piel del bebé no es solo cuestión de cremas, sino de rutinas que se repiten cada día.
Por ejemplo, en el momento del baño conviene que el agua esté templada, no muy caliente. Y que el baño no dure más de 10 minutos. Cuanto más largo, más lípidos pierde la piel. Usa un gel suave, sin perfume, y al acabar seca con una toalla de algodón a pequeños toques, sin frotar.
También ayuda usar ropa de algodón, lavar la ropa del bebé con detergentes suaves y sin suavizante, y no aplicar productos de adultos, por muy buena pinta que tengan. La piel del bebé es diferente y necesita sus propios cuidados.
¿Y si la piel sigue seca?
Si llevas una rutina de cuidado constante y aún así la piel no mejora, o si ves que hay zonas que se irritan con facilidad, no dudes en buscar ayuda profesional. Puede haber otros factores implicados: desde una predisposición a la dermatitis atópica hasta una simple reacción a algún tejido, alimento o producto.
En esos casos, lo mejor es adaptar el tratamiento. En Farmacia Rodulfo estamos acostumbrados a ver este tipo de situaciones y podemos orientarte. Si tienes dudas sobre qué tipo de rojeces tiene tu bebé, ¡No dudes en consultarnos y escribir tu duda!