16 de septiembre de 2025
¿Rojeces y escamas en cejas, nariz o cabeza? Podría ser dermatitis seborreica. Te explicamos cómo identificarla y tratarla correctamente
Nuestra piel suele avisarnos cuando algo no marcha del todo bien. A veces lo hace con sequedad, otras con rojeces, y en ciertos casos aparecen escamas grasientas en zonas como el cuero cabelludo, la cara o incluso el pecho. Eso tiene un nombre: dermatitis seborreica. Puede presentarse en adultos, adolescentes e incluso en bebés. No es peligrosa, pero sí persistente y molesta, por lo que aprender a controlarla es fundamental.
Qué es realmente la dermatitis seborreica
La dermatitis seborreica es una inflamación crónica de la piel que aparece en zonas donde tenemos más glándulas sebáceas, es decir, donde se produce más grasa. El cuero cabelludo es el ejemplo más típico, pero también puede aparecer en la cara, sobre todo en las cejas, alrededor de la nariz, en la barba o detrás de las orejas. Incluso puede afectar al pecho y la espalda.
Los problemas de piel en dermatitis seborreica se presenta con enrojecimiento, picor y descamación de aspecto graso y amarillento. A veces parece caspa, pero no lo es: la dermatitis seborreica es más persistente, más adherida a la piel y viene acompañada de inflamación.
En los bebés también aparece, aunque recibe un nombre diferente: costra láctea. Son esas escamas amarillas y gruesas que aparecen en la cabeza de los recién nacidos. Aunque preocupan a los padres, no duelen, no molestan al bebé y suelen desaparecer solas con el tiempo.
Por qué aparece: causas más probables
Lo curioso de la dermatitis seborreica es que no hay una única causa. En realidad, es el resultado de varias circunstancias que se juntan.
Por un lado está el exceso de sebo. Algunas personas producen más grasa de lo normal y esto altera el equilibrio natural de la piel. Después entra en juego un hongo llamado Malassezia, que todos tenemos en la piel pero que, en determinadas condiciones, prolifera más de lo debido y provoca inflamación.
A eso se suma la forma en la que nuestro sistema inmune reacciona ante ese exceso de sebo y el hongo. Y para terminar, hay factores que la empeoran: el frío, el estrés, la falta de descanso, los cambios hormonales o incluso algunas enfermedades neurológicas.
En resumen: no hay un culpable único, sino una mezcla de predisposición, desequilibrios de la piel y factores externos que desencadenan los brotes.
Dermatitis seborreica en el cuero cabelludo
Cuando aparece en el cuero cabelludo, es especialmente incómoda. El picor puede ser constante, la piel se enrojece y aparecen escamas amarillentas que se adhieren al pelo. Muchas personas la confunden con la caspa común, pero no son lo mismo.
La caspa simple suele ser más seca, se desprende fácilmente y no suele acompañarse de inflamación. La dermatitis seborreica, en cambio, genera placas más adheridas, más enrojecimiento y una incomodidad mucho mayor.
Tratamiento en el cuero cabelludo
La solución la encontramos en los champús específicos para dermatitis seborreica. Estos champús no son los típicos anticaspa del supermercado, sino fórmulas de farmacia que actúan directamente sobre las causas: regulan la grasa, frenan el hongo y calman la irritación.
Algunos de los activos más eficaces son el ketoconazol, el piritionato de zinc, el ácido salicílico, el sulfuro de selenio o la ciclopirox olamina. Cada uno cumple una función: unos eliminan el hongo, otros ayudan a desprender las escamas y otros reducen la inflamación.
El truco está en usarlos de forma constante. En los brotes más intensos se recomienda aplicarlos dos o tres veces por semana, dejándolos actuar unos minutos antes de aclarar. Cuando la piel se estabiliza, lo mejor es alternarlos con un champú suave para mantener el resultado y prevenir recaídas.
Dermatitis seborreica en la cara
En la cara, la dermatitis seborreica suele instalarse en zonas muy visibles: las cejas, los pliegues de la nariz, la barba o incluso detrás de las orejas. La piel se ve enrojecida, con escamas finas, brillantes y con una sensación de tirantez que incomoda.
Tratamiento en la cara
Aquí no sirven los champús, claro. Se utilizan cremas o geles específicos, formulados con antifúngicos como ketoconazol o ciclopirox, que ayudan a frenar la proliferación del hongo. Además, suelen incorporar ingredientes calmantes —como pantenol o bisabolol— para reducir la rojez y aliviar la incomodidad.
En la rutina diaria es muy importante la limpieza. Un limpiador suave, sin jabón y sin alcohol, es suficiente. Evita los exfoliantes agresivos y las cremas muy grasas, porque solo empeoran la inflamación. Lo ideal es apostar por fórmulas ligeras, no comedogénicas, que respeten la piel y la mantengan equilibrada.
Dermatitis seborreica en bebés
La llamada costra láctea es la forma más habitual de dermatitis seborreica en los recién nacidos. Aparece en el cuero cabelludo con placas amarillentas que, aunque impresionan, no son peligrosas. No duelen, no pican y no afectan al bienestar del bebé.
En la mayoría de los casos desaparece por sí sola, pero hay formas de ayudar a que mejore más rápido. Lo más habitual es aplicar aceites específicos para bebés que ablanden las escamas, lavar con un champú suave y peinar con un cepillo blando. Lo que nunca se debe hacer es arrancar las escamas a la fuerza, porque eso sí puede irritar la piel y causar heridas.
Cómo mantener los brotes a raya
La dermatitis seborreica es crónica. Esto significa que no se cura del todo, pero sí se puede controlar. Lo importante es entender que se trata de un problema recurrente y que el tratamiento debe mantenerse incluso cuando no hay brote visible.
La constancia es la clave. Si abandonas la rutina en cuanto tu piel mejora, lo más probable es que el brote vuelva pronto. Por eso es recomendable mantener siempre un cuidado de base con productos suaves, e intensificar con champús o cremas específicas en los momentos de crisis.
También hay factores externos que influyen en ella. El estrés, por ejemplo, es uno de los desencadenantes más habituales. Descansar bien, cuidar la alimentación y aprender a gestionar la tensión del día a día puede reducir la frecuencia de los brotes. El frío y los cambios de estación también influyen, por lo que conviene prestar más atención en esas épocas.
Cuándo acudir al dermatólogo
En la mayoría de los casos, la dermatitis seborreica se controla bien con productos de farmacia como los que puedes encontrar en Farmacia Rodulfo. Pero hay situaciones en las que conviene pedir ayuda médica. Si el picor es muy intenso, si la descamación se extiende a grandes zonas de la piel, si hay signos de infección o si la dermatitis en bebés es muy extensa o persistente, lo mejor es consultar con el dermatólogo.
En esos casos, el especialista puede recetar corticoides tópicos de corta duración para reducir la inflamación o incluso antifúngicos orales en los casos más rebeldes. Son tratamientos seguros, pero deben usarse siempre bajo supervisión médica.
La combinación de constancia, productos específicos y buenos hábitos es la clave para mantener a raya los brotes. Porque aunque la dermatitis seborreica no desaparezca del todo, sí puedes aprender a convivir con ella sin que condicione tu vida. Tenemos un servicio de Dermocosmética excelente, para identificar la dermatitis seborreica consúltanos aquí.